Cuando la vida arde en llamas

Cuando la vida arde en llamas

Incendios han sofocado gran parte del territorio amazónico en Brasil y Bolivia. Muchos ceden esta responsabilidad a la intervención humana ya sea del lado oficialista u opositor de ambos gobiernos.

En redes sociales se volvió tendencia varios hashtags que demostraban el descontento por la devastación ocurrida en estas zonas. Las imágenes de animales muriendo y bosques en llamas sacudieron el debate a nivel internacional. Cada vez que un hecho conmueve a la sociedad suelo poner la mirada en la Biblia, dentro de sus escritos descubro joyas literarias que traspasan el corazón y reinventan mi manera de pensar.

«Tomó, pues, Jehová Dios al ser humano, y lo puso en el huerto del Edén, para que lo labrara y lo guardase» (Génesis 2:15).

Los seres humanos somos mayordomos o administradores de la naturaleza y los bienes que están a nuestro cargo, es necesario entender lo siguiente:

  • Todo pertenece a Dios
  • Contamos con un tiempo limitado para vivir y administrar la vida
  • No estamos solos y debemos compartir con otros el espacio y todo aquello que nos rodea.
  • Nuestro trabajo debe resultar placentero y al servicio de los demás.
  • Todo se hace para gloria de Dios.

Hizo falta que la selva se queme de manera atroz para empezar a darnos cuenta lo delicada y vulnerable que es. (Algunos expertos señalan que su restauración total podría ser dentro de 100 años) Así mismo suele incendiarse aquello a lo que más nos aferramos o amamos y aproximarse a una extinción sin escapatoria.

Nuestra familia, trabajo, estudios, iglesia, hijos, suelen envolverse en las llamas de la crisis de vez en cuando y la mayoría de veces es por nuestra mala administración o nuestra desobediencia a Dios. Cabe recalcar que esa chispa que inició el fuego no proviene directamente de la mano de Dios, muchas veces el inicio de ese desastre tuvo la mano del ser humano como protagonista.

Entonces ahí nos encontramos, tristes, abatidos, maldiciendo al Creador de todo y empuñando un poco de ceniza entre nuestras manos. Nuestro miedo se centra en lo que nos costó crear e ignoramos la restauración por parte de Dios. Esa casa, iglesia, trabajo, amistad que ardió en las llamas de la crisis y la devastación ahora puede ser la restauración de una nueva vida y dependencia del Creador.

Pues pensándolo bien y después de todo, Dios es experto en restaurar lo demolido, levantar al caído y dar esos toques de artista a un corazón destrozado, no por nada lo llaman el alfarero de vidas.

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Cuando la vida arde en llamas

17 septiembre, 2019

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