”Establecer límites saludables con las personas que nos rodean es sinónimo de salud mental.“
Esta es la primera frase que salió en Google cuando realicé mi búsqueda. Aunque no tengo nada en contra de la psicología, tengo todo a favor de la Biblia y creo en la suficiencia de la palabra de Dios para salvar, enseñar, confrontar, animar, corregir, y santificar al pecador. Aunque no existe ningún pasaje bíblico que sostenga está frase de “límites saludables” es una buena oportunidad para exponer varios puntos a la luz de lo que dice la palabra de Dios.
Establecer límites… ¿quién establece límites? Si lees Génesis 1 empieza con “En el principio creó Dios…” versículo 2: “Y la tierra estaba sin orden y vacía…” versículo 3: “Entonces dijo Dios: sea…” puedes leer el capítulo entero o mejor aún el libro entero de Génesis y ver la maravillosa exposición de sus atributos como el único Creador, el único que estableció los límites en el universo, el único soberano y eterno Señor sobre la creación. ¿Tenemos nosotros esos atributos? Sí pero no… jamás seremos iguales al Creador, jamás la creación será igual al Creador, aunque tengamos en nosotros el reflejo de su gloria. Por lo tanto, el creyente debe someterse a esos límites establecidos por aquel que es infinitamente santo, infinitamente bueno, infinitamente misericordioso, infinita mente justo.
¿Cuáles son los límites para toda relación? Dios – hombre; hombre – hombre, bueno… tendrás que leer tu Biblia. No para buscar una lista de instrucciones, sino para encontrar al verdadero salvador del mundo, Cristo Jesús, y para buscar complacerlo a Él porque es Rey y Señor en la vida del creyente. Obedecemos y somos potenciados por su gracia para buenas obras, para su gloria.
Con las personas que nos rodean…
“Por lo cual no tienes excusa oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas, pues al juzgar a otro, a ti mismo te condenas, porque tú que juzgas prácticas las mismas cosas” Romanos 2:1 (LBLA)
Auch! Pero el siguiente es aún ¡mejor!
“Y sabemos que el juicio de Dios justamente cae sobre los que practican tales cosas. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que condenas a los que practican tales cosas y haces lo mismo, que escaparás al juicio de Dios?“ Romanos 2:3-4 (LBLA)
Esto para mí destruye completamente la mentira errónea que el mundo nos predica, ningún hombre está libre de pecado, ningún hombre puede decir que sus relaciones tienen conflictos porque la otra persona es “tóxica” o “yo soy tóxico” o lo que tú desees poner en ese espacio. El problema del hombre es que está perdido sin Cristo, muerto en delitos y pecados, condenado sin Él y en camino a recibir toda la ira de Dios si no cree en Cristo. (Efesios 2:1; 2:4-5) y esto se ve reflejado en todas nuestras relaciones.
¡Oh la hermosura del evangelio! ¡La hermosura del corazón de Dios! Dios nuestro salvador y de Cristo Jesús nuestra esperanza… este fue el saludo de Pablo a Timoteo, recordándole desde el inicio de una carta de instrucción cómo debemos comportarnos en la casa de Dios, con palabras profundas. Tus relaciones y las mías, deben estar siempre bajo esta preciosa verdad. Él es nuestra esperanza, Él es nuestro Salvador.
Salud mental… sólo diré que nuestro problema está en el corazón, de ahí nacen los conflictos, somos adoradores de todo menos de Dios y en tus relaciones no hay excepción, al contrario es donde más se expone lo que verdaderamente atesora tu corazón. En lugar de intentar proteger con todas tus fuerzas tu altar de ídolos y tus deseos de usar a otros para tu propia gloria, vive una vida de arrepentimiento ante Dios y los hombres. Ama al Señor sobre todas las cosas, ama a ese hermano en Cristo que expone tu pecado, ama a ese no creyente por el cual Cristo dio su vida, ama la piedad y anhela con todo tu corazón hacer lo que le complace a Dios.
“Porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura.”
1 Timoteo 4:8 (LBLA)
Cristo nos ha dado vida y vida eterna y este no es nuestro hogar, nuestras relaciones son una oportunidad para buscar más de Él, y solo Él podrá conformarnos a la imagen de Cristo. Enfócate en el Señor, en el agua viva y en ese proceso todo será para gloria suya.
Y a aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros, a Él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.
Efesios 3:20-21 (LBLA)