…continuación de Parte 1
4 – A veces no sé ni qué estoy cantando
Seamos honestos, llegamos a la iglesia y cantamos lo que está en la pantalla, muchas veces sin realmente pensar en las palabras que forman mis labios. Decimos que «sentimos la presencia de Dios» pero no sabemos ni qué decía la última canción que tocó el grupo, lo que nos importa es que sonaba bonito y me hacía sentir bien.
Dejo el problema de cantar por «sentir algo» para el siguiente punto, porque puede ser incluso un problema más grande en sí.
Pensemos que Jesús habló fuertemente contra las «vanas repeticiones» en Mateo 6:7. Y aunque hablaba de la oración, también aplica a la adoración (música), que es un tipo de oración musical. Nuestro cántico debe ser una oración de alabanza al Rey.
Los evangélicos criticamos a los católicos por sus rezos, pero no nos damos cuenta que el domingo caemos en el mismo error con nuestras canciones. Una regla simple es «si no estoy consciente de lo que mis labios dicen, no es digno de alcanzar los oídos de Dios».
5 – Canto a Dios para sentirme bien
Seamos honestos, los domingos durante la alabanza siento que me elevo por los aires y me alejo de la inmoralidad de éste mundo, aunque 10 minutos antes estuve gritando groserías al conductor que casi me choca con su auto. Pero canto y me siento bien, «siento Su presencia», por 30 minutos y nunca recuerdo que la razón principal de cantar es para dar gloria a Dios.
Pregunta: Si alguien hace algo por ti con la intención equivocada, ¿da igual? Ósea, si alguien te invita a comer, pero nunca te dice feliz cumpleaños porque se olvidó de la fecha, ¿te sientes igual? ¿La intensión/razón importa?
Es difícil admitirlo, pero muchas veces cantamos porque nos gusta, porque sentimos algo, pero no porque queremos alabar a Dios. No porque fuimos creados para Su Gloria (Isaías 43:6-7). Como el que te invita a almorzar en tu cumpleaños, la intensión es igual de importante. De todas formas lo hizo, de todas formas es un bonito gesto, pero no es lo mismo si no tiene la intensión correcta, ¿cierto?
6 – Pienso que mi iglesia es mejor que las demás
Seamos honestos, no podemos ser imparciales en cuanto a nuestra iglesia y no sólo pensamos que la nuestra es la mejor, sino que las demás están mal. Las demás iglesias están tan equivocadas que quiero sacar a la gente de esas iglesias para que vengan a la mía.
Amigo, si alguna vez has pensado así, ¡deténte! Cristo vino y estableció una sola iglesia, y no es la tuya, son todas. La iglesia de Cristo es cualquier congregación que enseña la verdad del Evangelio, según la Biblia. Pero sólo porque en tu iglesia la banda suena mejor, o el pastor es más joven y dinámico, o el templo es más bonito, o tienen programa de televisión; no significa que sea mejor. Y fuera de ser una iglesia que no enseñe la verdad basada en la Palabra de Dios, no hay razón por la cual alguien deba salir de su congregación.
Las iglesias son como las familias, Dios nos la da y espera que nosotros la amemos y trabajemos para mejorarla si vemos algo que no está bien. Pero nunca espera que nos vayamos a buscar una nueva familia.
… continua en Parte 3