Job 10: 1-22
¿Alguna vez te has sentido así? ¿Con la sensación de que todo el mundo pesa sobre tus hombros?. Esta es una frase alusiva a la sensación que los seres humanos podemos llegar a sentir: un desamparo total, incomprensión absoluta por parte de aquellos que nos rodean, frustración por vernos envueltos por una abyecta oscuridad en todo aquello que antes nos resultaba luminoso y claro en nuestras vidas.
Esta era la sensación que experimentaba Job. Esa experiencia lo llevó a declarar lo siguiente:
“ Si fuere malo,¡¡ay de mí!! Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza, estando hastiado de deshonra, y de verme afligido”
Bajo esta exclamación emitida por Job, podemos vislumbrar la creciente sensación que experimentaba de sentirse abrumado por todo el mal que le había acontecido; no encontraba una razón para su sufrimiento, ni tampoco una causa para todos sus males. Argumenta que si esto es consecuencia de su maldad (la cual él no encuentra en ninguna de sus acciones) lo tendría bien merecido. Por el contrario, si como justo padeciese, el nivel de padecimiento es tan intenso, que ya no puede levantar la cabeza ante tanta deshonra.
Frente a esta sensación, finalmente, Job solo podrá encontrar paz ante su desconsuelo, en Dios. Será Dios quien (en el desarrollo de este apasionante relato) lo confrontará a Job con su Soberanía y que Él permite o no, todas las circunstancias en nuestras vidas aunque no las comprendamos.
¿Y tú? ¿Te sientes con el mundo sobre tus espaldas? ¿Al igual que Job no encuentras razones para la zozobra que estás experimentando? Tal vez, al igual que Job, este será únicamente un tiempo para guardar silencio ante Dios, esperando su manifestación tal como lo recomienda el Salmo 37: 7.
¡¡Que la venturosa mano de Dios te sostenga en este tiempo!!.