Una de las interrogantes más comunes de los creyentes es conocer la vocación o ministerio para servir a Dios.
Lo primero que tenemos que saber es que el ministerio no es jerarquía sino responsabilidad. Hace un tiempo conversaba con mi amigo Duval Rueda y él me decía que nosotros hemos asociado dones y ministerio con privilegios o títulos, cuando deberíamos entenderlos como responsabilidades. ¿Qué quiere decir esto?
- Que el don, habilidad, talento o ministerio que ejerzo es una responsabilidad que bendecirá a otros
- Que lo que sepamos hacer puede ser utilizado por Dios y puesto a su servicio.
Ahora, pensando en lo que la Biblia dice, encontraremos cinco ministerios o llamados, que han sido nombrados como responsabilidades, sin necesidad de recibir un título:
- Apostolado: Quienes llevan el mensaje a las comunidades que lo necesitan.
- Profecía: Quienes denuncian la injusticia y nos recuerdan la palabra de Dios cuando nos desviamos.
- Evangelismo: Aquellos que se encargan de compartir el evangelio.
- Pastoral: Quienes cuidan de aquellos que son parte de nuestras comunidades de fe.
- Enseñanza: Quienes se dedican a compartir conocimientos y se preparan para hacerlo mejor.
Hizo esto para que todos los que formamos la iglesia, que es su cuerpo, estemos capacitados para servir y dar instrucción a los creyentes. Así seremos un grupo muy unido y llegaremos a tener todo lo que nos falta; seremos perfectos, como lo es Cristo, por conocer al Hijo de Dios y por confiar en él.
Efesios 4:11-13