Lucas 19:5: «¡Zaqueo! —le dijo—. ¡Baja enseguida! Debo hospedarme hoy en tu casa».
Confieso que pocas cosas me incomodan más que alguien me diga: “Llego a tu casa en 5 minutos”. Pero peor aún sería encontrarme con esa persona en el camino y que simplemente diga: “Entremos, hoy voy a comer contigo”. Al menos con esos 5 minutos puedo arreglar un poco el desorden que deja mi pequeño de un año y medio cada día.
Me encanta la sencillez y naturalidad con las que Jesús organizaba almuerzos, paseos o caminatas con sus amigos. A cierto hombre llamado Zaqueo le ocurrió justo lo que a mí me daría terror: Jesús le dijo: “Oye, baja de ese árbol, vamos a tu casa y comamos juntos”. Así era Jesús, sabía que el protocolo y la planificación a veces generan tanto ruido que impiden concretar momentos espontáneos para fortalecer relaciones.
¿Has postergado invitar a alguien o salir a tomar un café por el exceso de expectativas y protocolos? Eso frena cualquier amistad. Aprendamos de la sencillez de Jesús y dejemos que lo espontáneo sorprenda nuestras relaciones.