+593 2 3980 893

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

El Corazón de Dios, nuestro corazón

El Corazón de Dios, nuestro corazón

El corazón de Dios es, según Números 14:18, «lento para enojarse y está lleno de amor inagotable». Eso suena muy bien, pero debido a que nuestros corazones no están tan inclinados a amar, es difícil para nosotros comprender por completo estas palabras. Sí, hemos visto el corazón y la mano de Dios en la historia, pero siempre eso ha parecido un poco distante. Hasta que vino Jesús.

Jesús, el Dios que se hizo uno de nosotros y vivió entre nosotros, nos ha ayudado a comprender y experimentar más plenamente el corazón de Dios. Al comprometerse con las personas, mostró amor incondicional.

La vida y el ministerio de Jesús se caracterizaron por la restauración y la reconciliación. Incluso la tristeza que experimentó cuando fue entregado para ser crucificado, fue la máxima demostración de amor y gracia.

¿Qué significa tener el corazón de Jesús? Pablo dijo que su meta más alta era conocerlo y tener comunión en sus sufrimientos (Filipenses 3:10). Pablo no fue un psicópata que encontró la auto-redención a través de la miseria. Sin embargo, se dio cuenta de que un compromiso incondicional de honrar a Dios, servirle y representarlo, a menudo incluiría, como sucedió en la propia vida de Jesús, experimentar la pérdida y el sufrimiento.

El amor auténtico no es pasivo ni permisivo. Estar dispuesto a amar como Dios ama, imitar el corazón de Dios, es un compromiso costoso y exigente. El auto sacrificio no tiene un valor redentor intrínseco a menos que esté arraigado en una pasión por Dios y por aquellos a quienes Él ha creado. Pues el amor de Cristo domina nuestras vidas. (2 Corintios 5:14). Su corazón es nuestro corazón cuando servimos y, si es necesario, cuando sufrimos el uno por el otro.

El Corazón de Dios, nuestro corazón

28 noviembre, 2021

¡Que bueno que llegaste hasta aquí!

No te lo puedes perder:

¡Que bueno que llegaste hasta aquí!

No te lo puedes perder: