“Por eso, hermanos míos, ya que Dios es tan bueno con ustedes, les ruego que dediquen toda su vida a servirle y a hacer todo lo que a él le agrada. Así es como se le debe adorar” (Romanos 12:1)(NTV)

En el lugar donde estamos debemos servir a Dios. Todos somos misioneros. ¿Qué quiere decir esto? Que en nuestro trabajo o en el lugar donde Dios nos ha puesto, somos misionero y por eso debemos cumplir la comitiva de Jesús que nos dijo “ID”, Jesús no nos dijo “esperemos a que vengan”.

No siempre el pastor o el evangelista o el misionero entra a los lugares donde cada uno de nosotros puede entrar, ellos no pueden entrar a nuestros trabajos pero nosotros sí podemos llegar a la gente a la que estamos sirviendo.

Pablo, cuando dice que “dediquemos toda nuestra vida para servir a Dios”, no nos dice que renunciemos a nuestro trabajo, él, nos está animando a que en ese sitio le sirvamos como Dios quisiera que sirvamos, como a Dios le agrada.

¿En qué lugar trabajas? Hay muchos trabajos.

Hay dos cosas que debemos ver,

a) tienes que hacer lo que amas y si no haces lo que amas

b) tienes que empezar amar lo que haces.

Muchas personas no están en el trabajo que quisieran sino en el trabajo que les toca, hay personas que si están con el trabajo que anhelaron. No sé cuál es tú caso pero, sea el caso en el que estés o el trabajo que tengas sírvele a Dios ahí. En otras palabras, en el lugar donde estemos debemos tener la mejor actitud de servicio, pues debemos entender que no estamos sirviendo a un ser humano común y corriente, le estamos sirviendo a Dios.

¿Por qué dije que, todos somos misioneros? Porque Dios nos dejó una misión, un algo que hacer para acrecentar su reino, ese algo que hacer es “ID” o “SALIR”, no nos dijo que nos encerremos o que nos quedemos. Todos somos misioneros en el lugar donde estamos.