“No tengas temor de malas noticias, camina confiado porque el Señor está de tu lado. El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes.” Deuteronomio 31:8
Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos escuchamos noticias de catástrofe social, parecería que el mundo está condenado a desaparecer debido a los múltiples actos de: corrupción, delincuencia, femicidios, entre otros. Es por ello que me veo en la obligación de contarte una buena noticia, pero antes desmenucemos algunos puntos que me llevaron a escribir este artículo.
- Las personas llaman a lo bueno malo y a lo malo bueno
- Se ha descuidado la lectura de la palabra de Dios en los hogares
- El ritmo acelerado de vida nos dificulta una comunión y una comunicación efectiva con nuestros familiares
- Vivimos en un mundo en el que las redes sociales ocupan más del 50% de nuestro tiempo diario
- Los cristianos descuidamos nuestra labor de comunicadores de buenas noticias
Este primer diagnóstico de la realidad social global me recuerda a los tiempos de la antigua Roma, justo cuando el César era la máxima autoridad de un imperio, existía mucha desigualdad social, se apreciaba el racismo y la maldad en su máxima expresión, gobernantes corruptos, ciudadanos deshonestos, en fin, una sociedad en decadencia.
Para entonces, estoy seguro, los ciudadanos estaban inundados en malas noticias, por eso escuchar la expresión: “Buena Nueva” o «Buena Noticia» sería muy extraño.
“El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios.” 1 Corintios 1:18
Viaja conmigo a este supuesto:
Es muy temprano por la mañana, recién abriste tus ojos y ahí acostado te pones a planear un día común, debes ir al local comercial que te costó tanto trabajo y dinero levantar, es una tienda de víveres pequeña, pero cuyas ganancias que recibes de ella son suficientes para cubrir tus gastos y ahorrar un poco, de pronto recibes una llamada inesperada:
-Buenos Días señor…
-¿Sí?
-Mi nombre es… el jefe zonal de bomberos, lamento informarle que durante la madrugada hubo un cortocircuito en su tienda, la misma que causó un incendio de grandes proporciones y donde se consumió todo, le solicitamos acercarse al lugar, para constatar algunos temas para la investigación.
¡Pum! Esta llamada sin lugar a dudas es una pésima noticia, te sientes devastado, nada podría ir peor al menos que… ¡por supuesto el SEGURO! si el seguro para incendios que tenías dice que cubrirá todos los daños entonces en tu corazón se sembrará esperanza.
Algo parecido sucede con nuestra vida espiritual, estábamos al borde de la muerte, nuestra naturaleza pecaminosa nos delata y nos condena al lago de fuego, pero tenemos un Seguro de Vida, aquel que nos salva de la miseria eterna, Jesús.
Y ese Jesús que trajo Buenas Nuevas a Roma y a sus habitantes en medio de una crisis social, es el mismo que trae esperanza en nuestros tiempos, si regresara a mi profesión de periodista y me tocara dar un Flash informativo se leería algo así:
Interrumpimos la programación habitual, para darles un comunicado de última hora: Jesús de Nazaret murió en una cruz y resucitó al tercer día para dar cumplimiento a las profecías que rezan: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” Is 9:6.
Él vino a la tierra a darnos vida eterna, como cordero fue al matadero para salvarnos y limpiarnos de toda maldad, instamos a la ciudadanía a que no tenga temor de malas noticias, que camine confiada, porque el Señor está a su lado. El Señor mismo marchará al frente y estará con ustedes; nunca les dejará ni les abandonará. No teman ni se desanimen.
Estoy seguro, quienes amamos a Dios, no solo debemos recibir este mensaje de esperanza, si no que estamos obligados a comunicarlo a todas las personas que podamos de formas diferentes y creativas, solo así seremos esos mensajeros de las buenas nuevas en tiempos difíciles.
ESCRITO POR: Cristopher Castellanos