Todos cometemos errores, aun al mejor cazador se le escapa la liebre. Por eso, encontrar a la persona perfecta es como buscar una aguja en un pajar o esperar que a las ranas les críe pelo. Por ello, ¡es un error no admitir errores!
Nadie es un modelo terminado de perfección, pero todos podemos revertir un traspié. La diferencia entre las personas que llegan lejos y los que caen en el camino radica en la actitud y sencillez de su corazón luego de su acción.
Un error te puede servir de trampolín al éxito, o un pretexto para el fracaso, todo depende de la actitud que adoptemos, Una gran actitud va más allá de ponerle buena cara al mal tiempo. Consiste en convertir las equivocaciones en escuela de aprendizaje y oportunidades de crecimiento si decidimos ejercitar la fe, la decisión y la resiliencia.
Si tú te equivocaste en algún momento, te doy la bienvenida al club, todos cometemos errores, aun al mejor chef se le va un cabello en la sopa, pero eso no nos convierte en personas fracaso. Solo los tontos se equivocan con ganas y los necios viven en el error. Es por ello que la grandeza de una persona consiste en ser renovados en la actitud de la mente.
Aunque sientas que estás con la soga en el cuello todavía hay otra oportunidad, si cometiste un error estás arrepentido de verdad, porque Dios siempre nos sorprende con el amor de Jesucristo a quienes creen de corazón en EL y quieren re-definir el rumbo de la vida con su dirección.