Éstos son algunos tratamientos naturales que nos exigen perseverancia.
Pie de atleta. Agrega a una cucharada de bicarbonato sódico un poco de agua tibia hasta formar una pasta. Con ella, frota suavemente la zona afectada, enjuaga luego y seca con cuidado. También se pueden lavar los pies con vinagre de manzana un poco diluido, tres o cuatro veces al día o remojar los pies durante diez minutos en una mezcla de dos cucharaditas de sal por medio litro de agua tibia. El jengibre puede tomarse por vía interna –tres cápsulas al día–, o bien, aplicarlo sobre la zona afectada –una decocción de 30 gramos en una taza de agua hirviendo– dos veces al día.
Agua de árbol de té. La maleleuca alternifolia es un buen agente antimicótico. Puede aplicarse directamente sobre la zona afectada –de cuatro a diez gotas– o diluido –una cucharadita por cada taza de agua tibia– en el caso de irrigaciones vaginales.