A menudo encuentro en internet historias de amor como: la chica que le donó un riñón a un chico y con el tiempo se conocieron, se enamoraron y se casaron. Muchas personas creen que ese tipo de historias son absurdas porque solo ocurre una en un millón y que no merece la pena siquiera pensar en ello.

La verdad yo también pensaba que era imposible que algo así podría suceder, y mucho menos a mí. Era muy esceptica con respecto a eso, hasta que un día noté que la historia más bonita de todas ya había ocurrido y lo más gracioso de todo, me involucraba a mí. ¡Cómo se supone que sucediera eso sin que yo lo notara!

Considero que el hecho de que alguien muera en lugar de otro es algo romántico que casi nadie lo haría, por lo menos yo no, peor si habría que morir por alguien que de verdad se lo merece por sus delitos. Pero esto sucedió.

Si has escuchado hablar de Jesús y de su muerte o por lo menos has visto las películas que pasan en semana santa, entenderás de lo que hablo. He leído la Biblia y la parte de la crucifixión no me era desconocida pero nunca lo había visto como un acto de amor, o a lo mejor sí pero no entendía la dimensión de lo que eso significaba, la verdad no sé que pensaba.

Hasta que un día eso cambió y vi el sacrificio de Jesús como «La historia de amor más bonita de todas» porque se entregó por todos nosotros, cuando entendí eso empecé a creer en las historias de amor, y desee con todo mi corazón convertirme en la mejor versión de mí misma (se supone que cuando uno ama a otra persona hace eso), esforzarme por ello  para honrar ese inmenso amor que Jesús tuvo por mí. No es fácil pero lo intento, es lo menos que puedo hacer después de todo.