Hoy visitamos una vez más la Galería de la Fe para encontrarnos con un hermoso retablo donde se representa a una mujer sentada a los pies de su maestro, oyendo su palabra. Sus ojos brillan de profunda emoción, mientras en segundo plano está la figura de otra mujer que parece estar muy ocupada. Reconocemos la figura de María de Betania, hermana de Lázaro y Marta, amigos de Jesús.
Aquí está María sentada a los pies de Jesús de Nazaret ¿Dónde mejor podía estar que en esa situación? Recordemos que antiguamente los rabinos o maestros, se sentaban en una silla alta y los estudiantes en el suelo para aprender de la sabiduría de los maestros.
Aquí vemos a María con esa actitud de humildad y tranquilidad a los pies de su Maestro por excelencia. No estaba oyendo palabras o conversaciones ligeras o superficiales, Jesús siempre que hablaba, sus palabras eran palabras de Dios mismo, eran dignas de ser escuchadas y guardadas en el corazón, como lo hacía María.
Frecuentemente se le reprocha a María que no ayudó a su hermana Marta y la dejó con todo el trabajo de la casa, pero si así hubiera sido, el Señor mismo la hubiera reprendido o mandado con su hermana mayor, pero no fue así. El Señor mismo la alaba a María por haber escogido lo mejor: “Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”, expresa el divino Maestro.
María, con todo la tensión que había de visitas, de preparativos, ella tenía hambre de escuchar a Jesús, su palabra, su enseñanza, de beber de la fuente de la vida, llenarse de Él. Una mujer con un corazón enfocado, María de Betania, hoy en la Galería de la Fe.