Jóvenes que crecen de verdad, o que se quedan como Peter Pan

Era 2006 cuando Paramount Picture estrenó la película “Soltero en casa” estelarizada por Mathew McConaughey, quien hacía el papel de un apuesto chico de 35 años y vivía en casa con sus padres. Él parecía todo un adolescente que disfrutaba su dependencia de papá y mamá. Su madre se encargaba de cocinarle, limpiar su habitación, lavar su ropa y hasta comprarle sus videojuegos.   Con este excelente trato, a pedir de boca, el joven McConaughey no tenía ningún apuro por salir de la “casa-hotel” de sus padres. La película estuvo en el número uno en los Estados Unidos las primeras tres semanas luego de su lanzamiento. Aunque la película era clasificada como comedia, para muchos llamó la atención porque parecía poner el dedo en la llaga de un drama real.

Soltero en Casa comenzó a crear repercusión en los medios. Los noticieros comenzaron a sacar historias de jóvenes adultos tal cual Peter Pans reales, que parecían estar más preocupados por pasar al siguiente nivel de su videojuego favorito que con hacerlo en la vida real. La tierra del nunca Jamás podía ser el sótano de la casa de mamá y papá o un apartamento compartido con otros hombres niños de igual mentalidad, pero sí había algo que común entre estos Peter Pans: No tenían ambición alguna en la vida, narra la escritora Vicki Courley en su libro Conversaciones que usted debe tener con su hijo.

La tendencia de una juventud que no quiere crecer se la ha definido incluso en EEUU como “falla de lanzamiento” haciendo alusión a las muchas fallas ocurridas en los lanzamientos de los transbordadores al espacio exterior.

¿Por qué hay tantos jóvenes que no quieren crecer y comportarse como adultos? Aunque parezca sorprendente, las corporaciones y especialistas de mercado están sacando buen partido de este síndrome, ya que han descubierto que, a lo súper lago del camino del autodescubrimiento, estos jóvenes compran muchísimos juguetes para pasar el tiempo. De hecho, hasta la definición tradicional de “juventud” ya no se determina por la edad cronológica cuando se trata a la hora de comprar. “La juventud contemporánea debe definirse ahora como la ausencia de madurez funcional y/o emocional, como reflejo del hecho de que la aceptación de responsabilidades tradicionales como hipotecas, hijos, y el desarrollo de un sentido firme de auto-identificación y perspectiva está ocurriendo cada vez más tarde en la vida, dice Vicki Courley.

Para muchos podría parecer normal y hasta natural las nuevas definiciones para los roles y comportamientos sociales. Sin embargo, para otra gran mayoría el hecho de que haya una juventud que oscile en los 34 años sin un plan de vida es altamente preocupante porque hay valores universales que se están erosionando y eso es peligroso. ¿Por qué?  La cooperación, por ejemplo, valor que se fundamenta en los principios de la generosidad y el compromiso de responsabilidad garantizada está en peligro de extinción, porque los jóvenes adultos, tipo Peter Pan, piensan primero en sí mismos, son egoístas por antonomasia, relativistas y proclives a la anarquía, según definiría Zygmunt Bauman a estas nuevas generaciones “líquidas”.  Para el cristianismo, la generosidad es una expresión del amor, “…recordando las palabras del Señor Jesús, que dijo: “Hay más bendición en dar que en recibir.”» Hechos 20:35 RVC. Incluso la máxima expresión del evangelio se fundamenta en dar lo mejor de sí por el bien del otro. Por esto Jesús dijo: Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna. Juan 3:16 TLA.

Lo que confunde de manera particular en este desplazamiento cultural hacia la adultez demorada o tardía es la falta de expectativas propias de una persona que ha crecido. Eso nos lleva a la pregunta: ¿Qué caracteriza oficialmente a un adulto? Para muchos, y tal vez, la única aspiración de los “Peter Pans” es la independencia económica libre de compromisos. Este reduccionismo materialista en la expectativa de vida, para muchos jóvenes modernos, pone en peligro a la misma especie humana porque lo que ha definido a la adultez por siglos ha sido el compromiso integral y a ultranza por la vida, lo cual ha sido legado al hombre y mujer, en pareja.

La adultez tardía por lo tanto amenaza de manera particular a la vocación de la familia; es a este llamado divino que la generación Peter Pan está atentando. Porque los “niños-adultos” se preguntan: ¿Casarme? ¡Ni loco! Por lo visto, la renuencia al matrimonio y formar familia está de moda. Pero es una tendencia que destapa otra inquietud: el manejo de la sexualidad de los jóvenes adultos. La cultura moderna del sexo libre a calado tanto incluso en las filas de la Iglesia. El placer del sexo, como privilegio y derecho reservado para el matrimonio, ahora es una licencia que los jóvenes adultos reclaman sin el compromiso del matrimonio. Las tendencias son modas que un adulto está llamado a filtrar porque las cosas de niños deben ser sepultadas en el corazón de quien quiera llegar a ser hombre. Cuando yo era niño, hablaba, pensaba y razonaba como un niño; pero cuando crecí, dejé atrás las cosas de niño”. 1 Corintios 13:11 NTV.

 

ESCRITO POR: Duval Rueda