Es común empezar un nuevo año escribiendo una nueva lista de metas y objetivos que quisiéramos alcanzar. Es lindo mirar al futuro, soñar, planear, pero… ¿y los pendientes del año anterior?
Que el calendario sea diferente no significa que tus deudas se pagaran automáticamente, o que la gente a quien ofendiste te perdonará sin disculparte. Por eso es importante que una de nuestras metas de este nuevo año sea pagar las deudas del año anterior.
Paga tus deudas emocionales
Quiza estás debiendo una disculpa, un “perdóname”, una llamada para decirle a alguien lo valioso que es. Quizá eres un papá o mamá que no les dijo a sus hijos lo importantes que son, o probablemente eres un jefe o gerente que no reconoció el aporte de la gente de tu equipo. Es hora de pagar esas deudas, de dar reconocimiento, honra y felicitación a quien debes dársela.
Podrías preguntarte por qué deberías hacerlo, y hay muchas respuestas. Por un lado, nadie quiere ser visto o etiquetado como deudor, tampoco como alguien injusto que no entregó algo que le correspondía a alguien más.
Por supuesto, también está el hecho de que si eres discípulo o discípula de Jesús, seguirás sus mandamientos. Él dijo que a Cesar debemos darle lo que es de él, y a Dios lo que es de Dios. De El es la justicia, la bondad, el perdón, la misericordia… y podríamos seguir.
Hay alguien que espera ese abrazo pendiente, ese “perdón” que no dijiste, ese mensaje de reconciliación que hace años no llega.
“Así que páguenle a cada uno lo que deban pagarle, ya sea que se trate de impuestos, contribuciones, respeto o estimación.”
Romanos 13:7 TLA