Puede que lo hagas porque te lo pidieron en la iglesia y te unes al grupo de misiones. Puede que lo hagas porque tienes una pasión por un grupo de personas en necesidad y te unes a la ONU.
Lo importante es que lo hagas porque…
1) Te da un sentido de responsabilidad
Uno de los problemas de nuestra juventud es que no asumimos suficientes responsabilidades. Cuando haces algo sólo por ayudar a alguien más y te das cuenta que de tu trabajo depende la comida de ésa persona, o que su hijo/a tenga con quién jugar ése día, aprendes lo que es responsabilidad.
2) Historias de vida
Es inevitable conversar con alguien que te cambie la manera de pensar cuando te expones a ambientes en los que usualmente no estás. Puede ser la señora de 90 años que aún trabaja por mantener a su familia o el niño de 8 que no puede estudiar por ayudar en casa. Vas a conocer gente increible y vas a ser desafiado/a.
3) Conocer gente con pasión
Tu puedes llegar sin saber qué esperar ni muchas ganas de trabajar. Hasta que conoces a una hermosa persona que trabaja por los demás y le brota pasión por los poros. Cuando te encuentras con esa persona y analizas tu propia actitud eres capaz de hacer hasta lo más ridículo porque la pasión y la actitud son contagiosas.
4) Te acercaras más a tus creencias
Ahí afuera, en las dificultades, en el campo de trabajo es donde se ponen a prueba tus creencias. No detrás de un escritorio, no en el teclado de tu computador, no en la fila esperando un café en Juan Valdez. Cuando conversas con gente que tiene desafíos reales en la vida y no tienen aliento más allá que Dios y su vida continua, entonces verás lo que es la verdadera fe.
5) Trabajarás por algo mayor
El punto del voluntariado es que lo haces porque quieres y porque realmente crees en eso. NO por dinero. NO por fama. NO por agradecimiento. Trabajarás por algo más grande que tu. Por el bien humano. Por una creencia o un bien común.
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