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Durante los últimos meses, los migrantes venezolanos han ocupado lugares importantes en los medios y en la agenda política internacional. Por tierra, mar y aire se desplazan en busca de mejores condiciones de vida. Algunos hacen riesgosas caminatas de 16 horas diarias, por rutas que pueden alcanzar 3.500 kilómetros, muchos de ellos duermen en las calles; otros arriesgan su vida en el mar o hasta como polizontes tratando de colarse en un avión.
El representante especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) considera esta crisis migratoria de Venezuela como inédita en América Latina.
Solo en enero de 2019, según cifras del Ministerio del Interior, arribaron al país 45 mil venezolanos. La entidad dice que desde 2016, ingresó un 1 millón de migrantes del país caribeño al Ecuador.
Más de la mitad de los desplazados venezolanos son hombres, y un 48% son mujeres. La mayoría tiene entre 18 a 53 años.
Los venezolanos han huido de una crisis política, social y económica en su país de origen que ha causado una escasez generalizada de alimentos y medicinas.
Este lunes (26.08.2019) entró en vigor el requisito de visado humanitario que Ecuador le exige a los ciudadanos venezolanos y que tiene un costo de 50 dólares, inaccesible para muchos de ellos, por lo que las semanas previas se incrementó el flujo migratorio.
El requisito de visa impuesto por Ecuador a los venezolanos para ingresar a ese país no frenará el éxodo sino que incrementará los cruces ilegales y la inseguridad, afirmó el canciller colombiano Carlos Holmes Trujillo.
Detrás de estos datos y acontecimientos existen vidas humanas en estado de vulnerabilidad, el coyoterismo, la trata de personas, la explotación labolar, son algunos de los problemas que enfrentan diariamente.
Analizando esta crisis humanitaria Hcjb se trasladó al Juncal con donativos entregados por los radioescuchas. El Juncal es uno de los pasos que toman los ciudadanos venezolanos para seguir con su éxodo. En este lugar destaca un personaje: Carmen Carcelén, de 48 años quien radica en este pueblo caluroso, de no más de 3 mil habitantes, nunca imaginó que un tuit posteado por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), a propósito del Día de la Mujer, iba a ubicarla a nivel internacional como un personaje ejemplar, alguien que sin pedir nada a cambio da alimentos y refugio a los venezolanos.
Ella recibe a los migrantes desde septiembre del 2017, cuando al regresar a su casa desde Tulcán vio en el camino a un grupo de venezolanos al filo de la carretera que pedían un aventón. Al ver que a uno de ellos le era imposible seguir su trayecto debido al cansancio decidió llevarlos hasta su casa.
Desde aquel día ha pasado un año y medio en que ha dado posada a miles de venezolanos migrantes, quienes la han bautizado como “madre”, «mami», Candela”, Carmela”, “Carmita”…
La migración venezolana es un hecho social. Acompañado de esta realidad crece la xenofobia y los debates a nivel regional. Sin embargo entidades privadas y estatales han brindado el apoyo humanitario que tanto necesitan. Es una noticia que trae esperanza.