Devocional de 10 días para… un papá que deja huellas

“Porque el Señor disciplina a los que ama, y castiga a todo el que recibe como hijo.”
 Hebreos 12:6

La incredulidad del pueblo de Isarael hizo que vagaran cuarenta años por el desierto. La murmuración provocó que Dios enviara serpientes venenosas. Seguir a otros dioses detuvo la lluvia por tres años.

Todos estos fueron castigos que Dios impuso a su pueblo por su desobediencia.
 Y si sigues leyendo las historias notarás que el arrepentimiento y la obediencia siempre trajeron bendición.
 Aun así, muchas de esas disciplinas fueron duras… incluso difíciles de entender.

¿Tenemos un Dios malo? No. Tenemos un Dios profundamente amoroso, que muchas veces expresa ese amor a través de la corrección. Y ninguna disciplina es agradable en el momento, pero produce fruto.

Papá, guiar a tus hijos también incluye corregirlos. No temas disciplinar con amor. Hacerlo no es dureza, es protección. Es prevenir heridas mayores mañana.
 Muchos estudios muestran que la ausencia de un padre que establece límites y ejerce autoridad amorosa se refleja en hijos con mayor tendencia a tomar caminos destructivos.

Gracias, papá, por mostrar tu amor incluso cuando corriges. Porque en esa firmeza también reflejas el corazón de Dios, que no castiga para herir, sino que disciplina para formar y proteger.