Y creemos andar bien por la vida, y callamos las batallas que llevamos dentro.
Y pensamos que todo está bien, cuando la herida sangra y sangra y tenemos hemorragia interna del corazón.
Y nos la pasamos hablando de Cristo y de su amor, pero no lo aceptamos para nosotros mismos.
Me duele ver cómo la gente le huye al «buscar ayuda», como si tener áreas que sanar, fuese un pecado.
Como si necesitar sanidad interior nos hiciera ver como basura.
¿Saben cuántas veces he ido en busca de ayuda? ¿Cuántos procesos de sanidad emocional he vivido y sigo viviendo en mi vida?, y siempre los voy a necesitar…
Y me siento orgullosa de decirlo. Porque no quiero vivir creyendo mentiras de «perfección», quiero vivir la gracia, el perdón y la misericordia en cada parte de mí, y ser libre para seguir llevando libertad a otros.
Todos tenemos algo que sanar, y este proceso solo terminará cuando estemos allá arriba con Dios. Mientras tanto hagamos algo por nosotros mismos, por amor a la valiosa vida que el Señor nos entregó; habla, pide ayuda, busca sanidad, de lo contrario, todo será…. Una bomba de tiempo.
Recordemos su promesa:
“Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas”. Salmos 147: 3