Hoy te escribo para recordarte lo valiente que eres. Porque un día decidiste dar un salto al vacío para perseguir tus sueños. Sé que estás lejos, pero, sobre todo, sé que te sientes lejos. Lejos de tu familia, de tus amigos, de tu tierra…
A veces sentirás la soledad como un dolor inmenso en el centro de tu pecho, lloraras y tendrás rabia contra tu país por no darte la “oportunidad” que tanto ansiabas.
No pienses que todo tu esfuerzo fue en balde, que los años de estudio no valieron la pena, tarde o temprano verás que hiciste bien, porque creíste en ti mismo. No te vayas con resentimiento, pues conocerás el mundo desde otra perspectiva.
Conocerás gente que se quedará grabada en tu alma, para siempre, y disfrutarás de los pequeños detalles del día a día, como esas largas conversaciones en la esquina de tu barrio, con los amigos, los viernes por la tarde.
Incluso llegará un momento en el que los días grises no serán más que eso, días grises, un simple color. Porque habrás aprendido a teñir de colores estos días.
Nunca dejes de luchar, como decía el gran Mario Benedetti: “No te rindas, que la vida es eso, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo”.
No estás solo, aunque no puedas verlos, su voz siempre llegará, porque la distancia separa cuerpos, pero no corazones. Querid@ amig@, aprende de la nueva cultura, lucha, crea, siente, ríe, añora…porque tarde o temprano, estarás de vuelta.
Para todos los valientes que luchan por sus sueños, no dejen de creer en ustedes y nunca olviden, que Dios los lleva de la mano, por donde quiera que vayan.
Un abrazo.
Tomado y adaptado: Upsocl / web