1.El agua tibia favorece a una buena digestión

El agua fría solidifica los alimentos que se encuentran en nuestro estómago, quien tiene que hacer más esfuerzo para procesarlos. Por ello, es la bebida indicada si lo que quieres es comer sano y balanceado.

Por ello, beber mucha agua fría de golpe tras pasar un momento de mucha calor o en medio de una digestión pesada, puede cortar el proceso digestivo y darnos un mal momento. Este momento puede provocar mareo, vómitos e incluso fiebre.

De la misma manera, con agua fría el aparato excretor debe trabajar más para desechar lo que no sirve, por lo que puede crear estreñimiento. El agua tibia, por contra, permite que trabaje sin tanto esfuerzo. Por ello, no se producen estos problemas.

2.El agua tibia favorece el trabajo de nuestro sistema inmune

El sistema inmune es aquel que evita que enfermemos. Nos lo podemos imaginar como una barrera que impide que infecciones y otros cuerpos nocivos entren en nuestro organismo.

El agua fría debilita este sistema, por lo que se vuelve más permeable y los agentes externos puedan entrar con más facilidad. Esto se traduce en un riesgo más alto de enfermar. Además, las enfermedades son más graves si nuestro sistema inmune no funciona correctamente. Por el contrario, la tibia permite eliminar las toxinas de nuestro organismo más fácilmente