Hay una palabra que describe a quienes priorizan las emociones sobre la razón: emocionalismo. Es una realidad presente en todo lugar, y lastimosamente está presente en nuestras relaciones personales.
Hace unos meses leí una frase sobre las relaciones sentimentales que decía: las personas inmaduras buscan emociones fuertes, las personas maduras buscan compromisos fuertes. Se aplica a familias, parejas, amigos, trabajos.
Leyendo esta pequeña frase, retrocedí varios años en mi vida. Recordé el tiempo en el que no lograba mantenerme en una relación sentimental. Los pretextos eran varios, siempre ocultando una realidad: no quería tener un compromiso. Me gustaba sentir esa adrenalina de conquistar a alguien, esa sensación de ser o no correspondido, muchas emociones, que son parte de ser humanos, el problema es cuando decidimos únicamente por lo que sentimos.
Necesitamos más hombres y mujeres que cumplan sus compromisos. Padres que mantengan su palabra y que no se muevan como hoja que la lleva el viento, que hoy dicen sí, pero si mañana no sienten hacerlo, rompen su compromiso. Amigas que cumplan lo que deben hacer. Empleados y trabajadores que hagan lo que deben sin pensar si hoy me siento feliz o no.
Vivir e identificar nuestras emociones es clave. Si te despiertas triste, reconócelo. Si estás eufórico, está bien. Vive tus emociones, disfruta o descansa, pero no bases las decisiones que tomas por lo que hoy sientes, y que quizá mañana no.
En esta época, es todo un desafío dejar el emocionalismo, porque todo está basado en lo que sientes: si te sientes bien, hazlo, sino no lo hagas. Si te gusta ese trabajo, anda, si ya no te gusta, vete. Si tu esposa ya no se ve como antes, busca otra mujer, no es tan malo. Si hiciste un compromiso pero ya no quieres cumplirlo, no pasa nada, lo que importa es lo que sientes.
Una mentira repetida mil veces, no se convertirá en verdad.
Habrán situaciones en las que será más sencillo priorizar tus razones, en otras costará y luchará con el emocionalismo presente en ti. Es posible dejar de ser personas de doble ánimo, que hoy dicen sí y mañana, no.
Dios también trabaja en nosotros, los que luchamos con el manejo de nuestras decisiones. Pídele sabiduría para tomar decisiones con equilibrio y responsabilidad.
…quienes titubean son inconstantes en todo lo que hacen.
Santiago 1:8